La gran pregunta.

¿Nunca te has preguntado si eres libre? Hay relativo consenso en que lo que da la humanidad a los seres humanos es su libertad. Que el ser humano está definido porque es libre para decidir, para pensar. Pero yo no dejo de cuestionarme esa libertad.

¿Hacemos realmente las cosas porque queremos hacerlas? Toda tu vida está influida por otros: tus padres, tus amigos, tus profesores, tus jefes... Pero claro, dentro de unos límites tú puedes decidir si hacer algo o no hacerlo. O quizás no, puede que simplemente no nos demos cuenta de que todas nuestras decisiones están dirigidas. Esto puede sonar conspiranoico, pero es innegable que el estilo de vida al que se nos orienta está predefinido. Estudios, trabajo, casa, pareja, hijos, coche. Y es la propia sociedad la que te lleva a esto, porque los que se salen de este esquema son rechazados, "raros". Una persona que sigue soltera a los 40 suscita lástima. Y nadie quiere que los demás sientan pena de ti.

Pero no nos damos cuenta porque lo que nos venden no es cómo vivir, sino cómo ser felices, haciéndonos creer que si conseguimos llegar a esa vida alcanzaremos la felicidad plena. Lo que hay que entender es que la felicidad no es un estado, es un sentimiento, y como todos los sentimientos es pasajera, efímera. No hay un sistema para ser feliz. Y que este pensamiento sea universal no es una casualidad. Repasando la historia te das cuenta de que siempre queremos lo que no podemos conseguir: si no tienes algo lo quieres, y si lo tienes quieres algo más. Y la gente quiere lo que les hacen querer. Pongo un ejemplo: la televisión. Quien no ha visto en alguna serie o película a la típica familia americana feliz: dinero, casa, dos coches, tres hijos, una madre sexy y un padre liberal. Pero la vida no es así. No se arregla todo al final, siempre hay más problemas, algunos de ellos irresolubles para muchos.

Pero esto no es fácil de ver si estás dentro de la sociedad. Solo puedes verlo desde fuera o desde arriba. Los que están fuera son rechazados por la sociedad. Y los que están arriba son los que dirigen la sociedad, pero hacia donde les conviene. "No busques más allá de esto, solo hay infelicidad. Mejor hazme caso a mí que sé lo que en el fondo buscas." Este es el mensaje oculto a plena vista. Un mensaje seductor.

Y puede que yo haya tenido la mala suerte de haberlo encontrado. Pero lo peor de ver este mensaje es que tienes que elegir: vivir "feliz" o romper esa barrera.

Es evidente lo fácil que es no pensar, hacer lo que la sociedad quiere que hagas, y esto no tiene porqué ser malo, siempre que seas consciente de que te estás dejando llevar. Pero yo aún no quiero resignarme a eso, quiero vivir según mis valores, pero eso tiene un precio. El esfuerzo y el sufrimiento que conlleva buscar, contrastar, definir y defender esos valores son desmesurados, nadar a contracorriente en un río de 7.000.000.000 de personas durante toda una vida.

Muchas veces me planteo lo cómoda que es esta vida para el ignorante. Del que cree que ha llegado a ese esquema prediseñado porque ha querido. Pero ya no hay vuelta atrás.

Quizás me equivoque, ojalá me equivoque y esa forma de vida sea la conclusión lógica para hallar la felicidad, pero ahora no lo veo así. Y no me queda otra que seguir cargando mi peso mientras busco, mientras busco mi felicidad, si es que existe.


J.C

Algún lugar perdido. C/ Desierta y helada.
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