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Por Ulpi Cano

El Ártico se derrite más del doble de rápido que el resto de regiones del mundo: en los últimos 30 años hemos perdido tres cuartas partes de su hielo. Lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico, de él depende el clima del planeta.

Después de 13 años perdiendo extensión, en el año 2015, el hielo marino ártico alcanza su extensión mínima histórica en invierno, por ello es urgente y necesario la protección de esta área, que a pesar de su enorme importancia, sigue siendo el océano más desprotegido del planeta.

Debemos tratar de preservarlo, el Árico es un lugar de gran importancia medioambiental, un gran ecosistema (hogar de diferentes especies) y una de las regiones más majestuosas e impactantes de nuestro planeta.

Y no piensen que otros solucionarán el problema. Los gobiernos de los países más podersos del mundo hacen caso omiso al calentamiento global. Y no solo no colaboran, si no que le tratan de sacar beneficios económicos. Países como Rusia, Canadá, Estados Unidos o Noruega, cuyas fronteras colindan con el territorio ártico, llevan en negociaciones por el reparto de este terriorio durante años. 

Según el Instituto Geológico de Estados Unidos, estas zonas albergan el 13% del petróleo y el 30% del gas natural que queda en el planeta. Los objetivos de estos países están claros, y justo aquellos que más destrucción causan, son los que más beneficio sacarán de esta desoladora empresa. También existen otros aprovechamientos subsidiarios de este derretimiento, como el de los viajes marítimos, que hechos por esa zona supondrían un ahorro y una reducción enorme de la distancia en cuanto a desplazamientos intercontinentales.

Si los gobiernos del mundo no solo no se preocupan si no que se benefician, como podemos esperar que otros solucionen el problema. Si no es la gente normal la que se implica, ¿quién lo hará?